Evidentemente, como o cinema, a literatura argentina está muito à frente da nossa.
Mi historia termina del otro lado de la isla, donde los naranjales se encuentran con el río Luján, donde los camalotes se enganchan en el recodo de la orilla. Ahí me recogió Roberta y me arrastó por el yuyal y el colchón de naranjas caídas, me cargó por la escalera de troncos hasta la casilla y me dejó en su catre, como si hubiera pescado un hombre.
Trecho de Antuca, de Raúl Castro.
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